Las alfombras son accesorios decorativos muy elegantes que puede embellecer el pavimento de una determinada habitación. En el diseño y decoración estilo clásico, las alfombras se utilizan mucho, sobretodo en las salas o comedores, y como elemento de protección para suelos muy delicados o antiguos. Por lo general, se trata de accesorios de grandes dimensiones que se colocan en el centro de la habitación o a los pies de un sofá, convirtiéndose en el punto focal de la decoración. Alfombras grandes tipo orientales, pueden convertirse en las protagonistas de la decoración de una estancia, dándole un toque personal.
En la decoración moderna, las alfombras pueden asumir formas y colores particulares, que se mezclarán con la simplicidad de los muebles. Mientras que una gruesa alfombra persa es ideal para decorar una sala estilo clásico, bajo los imponentes muebles macizos.
En el caso de ambientes modernos las alfombras deben ser ligeras para no desentonar con la decoración en general. Los colores vivos que por lo general caracterizan a los diseños modernos de cortinas y demás accesorios, permiten elegir alfombras coloridas, con tonos que van desde el naranja al azul, del rojo al verde, dependiendo naturalmente del color dominante de la habitación. Una sala con muebles neutros, que tenga cortinas de un color brillante (verde o naranja), puede acentuar su estilo utilizando una alfombra del mismo color. Naturalmente, las alfombras en una sala moderna serán de preferencia hechas de algodón y no de lana tipo oriental.
También en el dormitorio la alfombra puede ser un imponente accesorio decorativo, y debe combinar con los colores de la ropa de cama o cortinas. En ésta estancia la limpieza de las alfombras es fundamental, porque acumulan mucho polvo y, colocadas a los pies de la cama, pueden crear problemas de respiración al que duerme. En muchos casos, en los dormitorios se usa colocar alfombras en las paredes en lugar de cuadros, resultando una elegante y original alternativa decorativa.
Fuente y fotos Toparredi, Lavorincasa